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Artículos de Bolsa (Varios)

No es buena idea copiar los movimientos de grandes inversores

Muchas veces salen noticias en los medios de comunicación informando de que algún conocido inversor ha comprado acciones de una empresa. En principio puede parecer buena idea imitar los movimientos de estos grandes inversores, ya que al fin y al cabo suelen obtener buenos resultados con sus inversiones.
Pero hay una serie de razones que aconsejan no imitar las compras de estos grandes inversores:
  1. Se publica lo que compran con retraso. Puede que ellos compren a 7 euros y la noticia salga cuando la cotización está en 12 euros. Y quizá ese gran inversor compró a 7 euros pero no compraría a 12 euros.

  2. Nos enteramos de cuándo venden también con retraso. Me remito a la explicación del punto anterior.

  3. No sabemos qué porcentaje de su patrimonio han invertido en esa compra. Puede que a ese gran inversor le parezca arriesgado meter más del 0,5% de su patrimonio y nosotros estemos comprando el 5% ó 10%.

  4. Quizá la compra sea parte de una estrategia más compleja con derivados que desconocemos.

  5. No conocemos la estrategia de inversión ni el horizonte temporal del inversor y pueden ser muy distintos a los nuestros.

  6. Puede ser una compra motivada por la fiscalidad. La fiscalidad de las grandes fortunas es muy compleja y muy distinta de la del ciudadano medio.

  7. La compra podría haber sido realizada por un contrato firmado hace tiempo que la otra parte ha decidido ejercitar (similar al ejercicio de una opción put). El gran inversor compra porque se ve obligado por el contrato firmado hace tiempo, pero si no existiese ese contrato quizá no compraría esa empresa a ese precio.

  8. A veces se equivocan.

  9. Etc.

¿Debe hacerse caso a las recomendaciones de los analistas en los medios de comunicación?

Es bueno escuchar puntos de vista distintos, y cuantos más mejor. Pero no deben seguirse ciegamente las recomendaciones de nadie.
La principal razón para escuchar a los analistas no son las recomendaciones en sí, sino la posibilidad de aprender cosas nuevas que ayuden al inversor a mejorar su estrategia. Lo más importante no es quedarse con que tal acción va a subir o a bajar sino las razones que dé el analista y que le han llevado a realizar ese pronóstico. ¿Por qué va a subir o a bajar esa acción según ese analista?.
La responsabilidad de las decisiones es siempre del propio inversor. Nadie, incluídos los analistas bursátiles, es infalible y por eso no hay que buscar analistas que acierten siempre. Lo que hay que buscar es analistas que nos ayuden a aprender a invertir mejor.
Un punto muy importante y que casi nadie suele tener en cuenta es que la estrategia y el plazo de inversión del analista deben ser similares a los del inversor para poder sacar alguna utilidad de sus consejos. A un inversor de largo plazo que mantiene sus acciones durante décadas le sirven de muy poco los consejos y recomendaciones que dé un trader de corto plazo que mantiene sus posiciones durante unos pocos días o semanas. De la misma forma que a un inversor o trader que se dedique a hacer operaciones intradía no le servirán los consejos de un analista que habla sobre las perspectivas del mercado para los próximos años.
Por ejemplo, es habitual que en los consultorios radiofónicos o televisivos un inversor que compró acciones de Iberdrola o Banco Popular hace 10 ó 15 años y aún las mantiene sea aconsejado por un trader de corto plazo para que sitúe un stop-loss unos céntimos por debajo de la cotización actual con idea de recomprar las mismas acciones un 10% más baratas en las próximas semanas si el mercado cae. Si no cae deberá recomprarlas un poco más caras de lo que las vendió cuando supere tal resistencia, media móvil, etc.
Este consejo puede ser muy bueno y muy acertado para traders de corto plazo, pero o la persona que pedía el consejo va a cambiar su estrategia de forma radical o este consejo no tiene utilidad para él.
Si le gusta seguir a los analistas céntrese principalmente en aquellos que tengan una estrategia y un plazo de inversión similares a los suyos.

Influencia de la rentabilidad de los bonos en la Bolsa

La rentabilidad de los bonos influye en la Bolsa, y al revés. Ambos activos están muy relacionados en el corto plazo porque son inversiones alternativas y el dinero fluye constantemente de las acciones a los bonos y de los bonos a las acciones.
A largo plazo es más interesante la inversión en renta variable que en renta fija, pero a corto y medio plazo los inversores en renta variable deben prestar atención a las variaciones en la rentabilidad de los bonos.
A grandes rasgos las subidas en la rentabilidad de los bonos influyen negativamente en la Bolsa y al revés, las bajadas de la rentabilidad de los bonos son positivas para la Bolsa. Hay varias razones para esto:
  • Cuanto mayor sea la rentabilidad de los bonos mayor rentabilidad por dividendo exigirán los inversores a las acciones, y la forma de que una acción aumente a corto plazo su rentabilidad por dividendo en el momento de comprarla es que baje su cotización. Cuando la rentabilidad de los bonos baja la situación es la inversa, los inversores están dispuestos a aceptar rentabilidades por dividendo menores y por tanto a pagar cotizaciones más altas.

  • Aumentan los costes de financiación de las empresas. Las empresas también emiten bonos, no sólo lo hace el Estado. Si tienen que pagar una rentabilidad mayor verán reducidos sus beneficios.
Pero en la práctica esta relación no se cumple el 100% del tiempo. Es decir, es posible en ciertos momentos que la rentabilidad de los bonos suba y también lo haga la bolsa, igual que puede suceder que baje la rentabilidad de los bonos a la vez que baja la Bolsa.
La primera explicación a esto es que en la Bolsa influyen infinidad de variables, y aunque la rentabilidad de los bonos es una de las más importantes para el corto y medio plazo no es la única. Puede suceder que otros datos de signo contrario compensen el movimiento de los bonos.
También hay que tener en cuenta que la rentabilidad de los bonos, a grandes rasgos, es la suma de la inflación y el PIB estimados para el futuro. Y que crezca el PIB es bueno, pero que crezca la inflación es malo.
Imaginemos que un momento dado la rentabilidad del Bono a 10 años está en el 4% porque el mercado considera que la inflación en el futuro va a estar en el 2% y el PIB va a crecer al 2%. Parece evidente que para la Bolsa es mejor que la rentabilidad baje al 3% que que suba al 5%, pero no siempre es así.
Si la rentabilidad del Bono a 10 años baja al 3% porque las expectativas del mercado ahora son que la inflación va a subir al 3% y el PIB va a tener un crecimiento del 0% lo más probable es que la Bolsa reaccione mal, ya que para los beneficios de las empresas es negativo que la inflación vaya a subir más de los esperado anteriormente y que además la economía se vaya a estancar.
Y, sin embargo, si la rentabilidad del Bono a 10 años sube al 5% porque el mercado espera ahora que la inflación futura va a bajar al 1% y el PIB va a crecer al 4% lo más probable es que la Bolsa suba, ya que este nuevo escenario es mucho más positivo para los beneficios empresariales y para el conjunto de la economía que el anterior (inflación 2% y PIB 2%).
Cuando las rentabilidades están en puntos extremos tampoco funciona la correlación típica entre Bonos y Bolsa. Por ejemplo, si la rentabilidad de los Bonos está en niveles muy bajos es posible que bajadas adicionales de esta rentabilidad no supongan subidas de la Bolsa, ya que el mercado podría considerar que esas bajadas de rentabilidad de los bonos no son sostenibles y tendrán que volver a subir más pronto que tarde. Y en el otro extremo, si los Bonos dan una rentabilidad alta las subidas adicionales de dicha rentabilidad no harán caer a la Bolsa si el mercado considera que se ha llegado a unos niveles de rentabilidad del Bono insostenibles que tendrán que bajar también más pronto que tarde.

¿Qué es la Beta de una acción y cuál es su utilidad?

La Beta es una variable que mide la diferencia de rentabilidad de una acción respecto a su índice de referencia.
Por ejemplo, si Acerinox tiene una Beta de 1,1 respecto al Ibex 35 quiere decir que Acerinox se moverá un 10% más de lo que lo haga el Ibex 35. Si el Ibex 35 sube un 10% Acerinox subirá un 11%, y si el Ibex 35 baja un 10% Acerinox bajará un 11%.
De forma similar si Abertis tiene una Beta de 0,80 en caso de que el Ibex 35 suba un 10% Abertis subirá un 8%, mientras que si el Ibex 35 cae un 10% Abertis bajará un 8%.
Un valor con una Beta de 1 se movería exactamente igual que el mercado.
Algunos valores pueden tener Beta negativa. Eso quiere decir que cuando el mercado cae esos valores suben y cuando el mercado sube esos valores bajan. Son casos raros pero existen.
Una de las utilidades de la Beta es que si un inversor espera que el mercado va a subir podría formar una cartera de valores con una Beta lo más alta posible (siempre con un valor superior a 1), de forma que la rentabilidad de su cartera fuera superior a la del mercado.
Y si esperase que el mercado puede tener una caída podría formar una cartera con una Beta lo más baja posible para que su cartera sufriera lo menos posible en caso de caída. Nota: Si el inversor estuviese convencido de que el mercado va a caer sería preferible que utilizase otras estrategias como salirse del mercado y permanecer en liquidez, vender futuros, comprar puts, etc.
En mi opinión la Beta no es demasiado útil para un inversor de largo plazo porque presenta varios problemas:
  • El valor de la Beta depende del período de tiempo que se utilice para calcularla. Un mismo valor puede tener muchas Betas, ya que la Beta que resulte de hacer el cálculo con los datos de los últimos 3 meses puede ser distinta de la que resulte de utilizar los últimos 6 meses, 1 año, 5 años, etc.

  • La Beta, por definición, es el pasado. El comportamiento de la acción en el pasado no tiene por qué ser igual que el comportamiento que tenga en el futuro.
En algunas estrategias de trading de corto plazo la Beta puede resultar útil pero necesita un seguimiento continuo y la realización de ajustes en la estrategia si la Beta real no coincide con la Beta calculada previamente con los datos del pasado.

Ecuación de canje en las fusiones de empresas. Cómo aprovechar sus ineficiencias

Cuando 2 empresas se fusionan en una sola se establece una ecuación de canje entre las acciones de ambas empresas. Esta ecuación de canje crea pequeños desajustes que pueden ser aprovechados por el pequeño inversor. Generalmente se ofrece un número X de acciones de la empresa que dirige la fusión (suele ser la de mayor tamaño de las dos, pero no siempre es así) por cada Y acciones que se posean de la otra empresa. A veces también se incluye algún dividendo en metálico en la ecuación de canje. Lo veremos más claro con el ejemplo de la fusión entre Telefónica y Telefónica Móviles:
A los accionistas de Telefónica Móviles se les entregaban 4 acciones de Telefónica por cada 5 acciones de Telefónica Móviles que tuvieran, y además les daban 0,64 euros en efectivo por cada acción de Telefónica Móviles (0,205 euros de dividendo ordinario + 0,435 de dividendo extraordinario)
Un accionista que tuviera 100 acciones de Telefónica Móviles pasaría a tener, después de la fusión, 80 acciones de Telefónica más 64 euros en efectivo (100 x 0,64 = 64)
Por tanto, desde que la fusión se aprueba de forma definitiva la cotización de ambas empresas queda ligada por esa ecuación de canje. Por ejemplo si Telefónica cotizara a 15 euros, la cotización de Telefónica Móviles debería ser 11,36 euros:
  • 4 acciones de Telefónica a 15 euros valdrían 60 euros.

  • 5 acciones de Telefónica Móviles a 11,36 euros valdrían 56,8 euros. A esto hay que sumarle los 0,64 euros que se cobraron, antes de la fusión, por cada acción de Telefónica Móviles; 5 x 0,64 = 3,2 euros. La suma del valor de las 5 acciones de Telefónica Móviles (56,8 euros) más los dividendos que se iban a cobrar antes de la fusión (3,2 euros) son 60 euros.
Daría igual, en el caso de un inversor que pensase continuar como accionista de Telefónica después de la fusión, comprar acciones de Telefónica a 15 euros que acciones de Telefónica Móviles a 11,36 euros.
En la práctica la cotización de la empresa comprada (Telefónica Móviles en este ejemplo) suele estar por debajo de ese nivel de equilibrio (11,36 euros en este ejemplo). Esto se debe a muchas razones, como por ejemplo que la liquidez es mucho mayor en el valor grande (Telefónica) que en el pequeño (Telefónica Móviles) y eso hace que muchos grandes inversores no compren acciones de la pequeña porque debido al tamaño de sus operaciones podrían tener problemas para salir de la empresa menos líquida en caso de que hubiese una fuerte caída de la Bolsa antes de la fusión. La liquidez también es fundamental para los traders de muy corto plazo, y por eso también suelen decantarse por la empresa más líquida y olvidarse de la otra. Es normal que estos traders compren y vendan varias veces (pueden llegar a ser decenas e incluso centenas) antes de que la fusión sea efectiva, por lo que no van a llegar a canjear sus acciones y ese descuento no tiene ningún interés para ellos. Los inversores/traders que operan a través de futuros y opciones, los productos estructurados, fondos garantizados, etc. también tienen preferencia por la empresa más líquida. Todos estos intervinientes en el mercado que prefieren la empresa más líquida, aunque sea pagando un poco más, hacen que la empresa menos líquida tenga un pequeño descuento respecto a la más líquida.
Para un inversor de largo plazo que piensa permanecer en la empresa resultante después de producirse la fusión, es preferible entrar comprando acciones de la empresa menos líquida, ya que podrá obtener ese pequeño descuento.
Si Telefónica Móviles cotizase a 11,10 euros (por ejemplo) sería los mismo que comprar acciones de Telefónica a 14,68 euros, en lugar de los 15 a los que cotiza, lo que supone un descuento del 2,13%;
  • 11,10 + 0,64 (dividendos) = 11,74

  • 11,74 x 5 / 4 = 14,675 (aprox. 14,68). (Por cada 5 acciones de Móviles se entregaron 4 de Telefónica)
El descuento que se suele conseguir entrando por la empresa menos líquida suele estar entre el 1%-3%, aunque hay que revisar cada operación en concreto para ver si existe tal descuento y la magnitud del mismo. No es un descuento muy grande pero es un descuento seguro, por lo que si se presenta la oportunidad debe aprovecharse.
Es importante tener en cuenta que, desde el punto de vista de la inversión a largo plazo, el objetivo no es obtener ese descuento y vender cuando se produzca la fusión, ya que la cotización puede moverse en las semanas que queden hasta que se formaliza la fusión un porcentaje mucho mayor que el diferencial que exista en la ecuación de canje. Esta operativa es propia de los traders de corto plazo y arbitrajistas, que utilizando una combinación de acciones junto con opciones y futuros pueden sacar provecho a corto plazo de esos desajustes. De hecho, el desajuste no llega a ser muy grande porque en cuanto pasa de cierto límite los arbitrajistas entran en el mercado y vuelven a estrechar la diferencia entre la cotización de ambas empresas.
Esta estrategia debe utilizarse cuando el inversor quiera invertir en la empresa resultante de la fusión con una visión de largo plazo. En ese caso podrá adquirir las acciones, hasta el momento que se produzca la fusión, con una pequeña rebaja sobre su cotización normal.
A partir del momento en que las juntas de accionistas de las 2 empresas aprueban la fusión, con la ecuación de canje correspondiente, la fusión es irreversible (salvo que esté pendiente la aprobación de algún organismo oficial por problemas de competencia) y puede considerarse que el canje de acciones llegará a producirse con total seguridad. En algunos casos, antes de que las juntas aprueben la fusión, también hay un porcentaje muy elevado de probabilidades de que se lleve a cabo, por lo que en la práctica las cotizaciones de ambas empresas empiezan a estar ligadas por esa ecuación de canje en el mercado antes de la aprobación de las juntas. Esto depende de muchas cosas, como la voluntad que manifiesten los accionistas mayoritarios de ambas empresas, la opinión del mercado sobre dicha fusión, la posibilidad que que apararezca otro posible comprador, etc. En general, cuanto más tiempo quede para que se produzca la fusión mayor será el descuento, y en los últimos días antes del canje ese descuento puede llegar a ser casi inexistente. Si se confía en el canje antes de que las juntas de las 2 empresas lo aprueben el descuento que puede obtenerse será mayor, pero también se corre el riesgo de que el canje inicialmente anunciado sufra alguna modificación o incluso, de que la fusión no se lleve a cabo. Las posibles modificaciones del canje es casi seguro que serán beneficiosas para los acciones de la empresa comprada (por ejemplo, en el caso de Telefónica Móviles el dividendo que se anunció en un primer momento era inferior a los 0,64 euros que se entregaron definitivamente), pero si la fusión no llega a producirse el inversor se quedará con las acciones de una empresa que no son las que esperaba tener. Por tanto, para tener la seguridad total de que el canje se producirá, y saber las condiciones exactas de dicho canje, hay que esperar a la aprobación de las juntas de accionistas de las 2 empresas.

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