Al igual que otros compañeros, yo sólo puedo dejar aquí mi punto de vista. Vivo en el País Vasco, de familia vasca con más solera que la de muchos dirigentes de Bildu. Pero tenemos un asterisco, una tara: no somos nacionalistas. Estos días he visto imágenes que me han traído recuerdos de una época muy dura y triste en mi tierra. Y siento ser "contrarian" en este punto pero no creo que esto sea un problema pasajero que lleve a un cambio de sistema generalizado.
Quizá los que vivís en el resto de España tenéis la suerte de verlo como un bache coyuntural, que se arreglará con diálogo, y podréis mirar atrás y ver lo bien que os vino ese bajón en bolsa. Pero la gente como mi familia, los "unionistas", los que se sienten españoles, seguirán siendo arrinconados por la apisonadora nacionalista. Y aquí creo que hay poco que podamos hacer.
En el País Vasco nos hemos conformado con que no nos maten o secuestren, que no nos quemen la casa o el negocio, que no nos roben el dinero a golpe de amenaza. Pero sabemos que ya no hay vuelta atrás. Yo no me atrevo a hacer mil cosas que vosotros haríais sin pestañear. Aunque quisiera, no podría escolarizar a mis hijos en castellano, no podría llevar una camiseta de la selección española al gimnasio, no podría colgar una bandera de España en mi balcón. Y eso que la situación ha mejorado mucho desde que ETA dejo las armas. Antes era aún más asfixiante, si os lo podéis imaginar.
En fin, desde aquí quiero lanzar un mensaje de ánimo a los Catalanes no nacionalistas. No estáis solos, aunque ahora os lo pueda parecer. No dejéis que os silencien. No calléis por miedo, así es como ganan ellos.
Quizá los que vivís en el resto de España tenéis la suerte de verlo como un bache coyuntural, que se arreglará con diálogo, y podréis mirar atrás y ver lo bien que os vino ese bajón en bolsa. Pero la gente como mi familia, los "unionistas", los que se sienten españoles, seguirán siendo arrinconados por la apisonadora nacionalista. Y aquí creo que hay poco que podamos hacer.
En el País Vasco nos hemos conformado con que no nos maten o secuestren, que no nos quemen la casa o el negocio, que no nos roben el dinero a golpe de amenaza. Pero sabemos que ya no hay vuelta atrás. Yo no me atrevo a hacer mil cosas que vosotros haríais sin pestañear. Aunque quisiera, no podría escolarizar a mis hijos en castellano, no podría llevar una camiseta de la selección española al gimnasio, no podría colgar una bandera de España en mi balcón. Y eso que la situación ha mejorado mucho desde que ETA dejo las armas. Antes era aún más asfixiante, si os lo podéis imaginar.
En fin, desde aquí quiero lanzar un mensaje de ánimo a los Catalanes no nacionalistas. No estáis solos, aunque ahora os lo pueda parecer. No dejéis que os silencien. No calléis por miedo, así es como ganan ellos.
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