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Las oscilaciones salvajes en los precios en parte tienen más que ver con el comportamiento lemmings de los inversores institucionales que con los resultados obtenidos por la compañía (Warren Buffett)

Los lemmings son unos animales que según parece a veces se suicidan en grupo. Dicen que van unos detrás de otros y si el primero se tira por un acantilado los demás van detrás de él y también se tiran.
Los gestores de fondos de inversión tienen un comportamiento muy similar entre ellos. Para entender esto es fundamental conocer la naturaleza humana. El primer objetivo de un gestor de fondos de inversión es no perder su trabajo. Y la forma de mantenerse en el trabajo es no hacerlo mucho peor que el resto de gestores de fondos de inversión.
Entre los incentivos positivos (los bonus y demás por hacerlo mejor que la media) y los incentivos negativos (perder el trabajo si se hace peor que la media) estos últimos tienen más fuerza. Por eso todos los gestores se siguen muy de cerca y sus decisiones son bastante similares.
Muchos movimientos bruscos a corto plazo se producen porque un gestor o un pequeño grupo de gestores inician una serie de compras o ventas e inmediatamente son seguidos por los demás gestores. Analizando las cosas de forma objetiva probablemente no existe una razón suficiente para ese amplio movimiento, pero la entrada en tromba de todos los gestores (o al menos una gran parte de ellos) en una misma dirección provoca la sobrerreacción de las cotizaciones. Este tipo de movimientos se producen tanto al alza como a la baja.
También se puede comparar con las competiciones de vela.
En algunas ocasiones los barcos llegan a la última regata de la competición con unas puntuaciones tales que en esta última regata al barco X le basta con llegar justo detrás del barco Y para ganar la competición. Da igual que el barco Y quede 1º y el barco X quede 2º o que ambos queden en las posiciones penúltima y última, en cualquiera de los 2 casos el barco X gana la competición.
Los barcos de vela no van del punto A al punto B en línea recta, sino que van “dando rodeos” intentando aprovechar las corrientes y el viento mejor que los demás para llegar el primero. En situaciones como la descrita en el párrafo anterior el barco X sigue al barco Y pase lo que pase y vaya donde vaya. Los tripulantes del barco X se olvidan del viento, de las corrientes y de cualquier otra cosa que les sirva para navegar mejor y su único objetivo es seguir al barco Y “hasta el fin del mundo”. Si el barco Y se equivoca y elije el peor camino no pasa nada porque a ellos les basta con llegar justo detrás suyo para ganar la competición.
Los gestores funcionan de una forma similar. No es un gran problema hacerlo mal si los demás gestores también lo hacen mal, pero hacerlo mal mientras los demás lo hacen bien puede suponer la pérdida del trabajo. Por eso en muchas ocasiones hacen lo mismo que los demás gestores aunque crean que es el camino equivocado para evitar la posibilidad, aunque sea pequeña, de que los que parecían equivcados resulten estar en lo cierto.
Algunos gestores de fondos de inversión no siguen este comportamiento “lemming”, pero la mayoría se ajusta bastante bien a la descripción de Warren Buffett.
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