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Estado de Derecho y Democracia


Características que deben cumplir las leyes para vivir en un Estado de Derecho

Evidentemente, todas las leyes deben respetar siempre y en todo momento los Derechos y Libertades fundamentales de todos los ciudadanos. Unas leyes que ataquen la propiedad privada, por ejemplo, impedirían la existencia de un verdadero Estado de Derecho, aunque se cumplieran. Y el Estado, a través de sus organismos, debe asegurar que en la práctica, no sólo en teoría, se respeten los Derechos y Libertades de todos los ciudadanos.
Además de eso, las leyes deben ser claras, públicas, estables y justas:
    • Claras: Todo el mundo debe cumplir las leyes, y por tanto todo el mundo debe entender las leyes. Si para entender las leyes que se promulgan en un país hay que tener una inteligencia superior a la media (incluso la inteligencia media) o ser un gran experto en Derecho, entonces esas leyes impiden la existencia de un verdadero Estado de Derecho. Porque si una parte de la población no puede entender las leyes, difícilmente podrá cumplirlas.

    • Públicas: Las leyes deben darse a conocer de forma inmediata a toda la población de forma gratuita. No es aceptable que sólo una parte de la población tenga acceso a las leyes y las conozca.

    • Estables: Las leyes deben cambiarse muy poco, sólo cuando sea imprescindible. Si las leyes cambian constantemente, para los ciudadanos se convierte en algo imposible el saber en todo momento cuáles son las leyes vigentes.

  • Justas: Es fácil entender que unas leyes injustas llevan al caos, porque si se respetan se están cometiendo injusticias continuamente, y si no se respetan, cada uno hará lo que le parezca, sin haber unas “reglas del juego” comunes para todos.
En general, las leyes de los países llamados democráticos no cumplen estos requisitos.
Sí cumplen el requisito de ser públicas, ya que se publican en el momento de ser promulgadas, y en este sentido no hay problemas.
Pero, en conjunto, ni son claras ni son estables ni son justas. En primer lugar, suele haber tal cantidad de leyes que es literalmente imposible para una persona llegar a leerlas todas, aunque dedicase su vida a ello. Además, se cambian constantemente, agravando aún más este problema. Todos los días se aprueban nuevas leyes y reglamentos, y es imposible que nadie llegue siquiera a leerlos.
Si para la población es literalmente imposible llegar a conocer las leyes que tiene que respetar, es evidente que, sólo por este motivo, no se dan las condiciones que requiere un auténtico Estado de Derecho.
Además es frecuente que haya leyes que discriminen a los ciudadanos en función de su edad, lugar de residencia, estado civil, etc.
Para que los actuales estados se conviertan en Estados de Derecho es necesario que simplifiquen sus leyes, dejándolas en las mínimas imprescindibles. El resultado deben ser muy pocas leyes, que todos los ciudadanos puedan leer y entender, y en las que no haya discriminaciones y se respete la propiedad privada y los derechos fundamentales de todos los ciudadanos. Y esas pocas leyes deben modificarse en muy raras ocasiones, sólo cuando algo realmente importante necesite ser modificado.
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Qué es un Estado de Derecho y por qué es tan importante

Un Estado de Derecho es aquel en el que sus ciudadanos deciden que todas sus relaciones se ordenarán mediante las leyes vigentes en cada momento.
Es clave el hecho de que todas las personas deben cumplir las leyes vigentes, incluidas todas las autoridades que existan en dicho Estado, por muy alto que sea su cargo. Nadie, absolutamente nadie, puede estar exento de cumplir las leyes. Si hay algún grupo de personas que están exentos de cumplir las leyes, entonces no puede hablarse de Estado de Derecho, sino de alguna forma de totalitarismo, en mayor o menor grado.
Todos los ciudadanos deben estar seguros de que todas las autoridades, sean las que sean y por mucho que cambien, en todo momento cumplirán las leyes vigentes, ya que en caso contrario los ciudadanos no pueden conocer el resultado de sus acciones de antemano, y eso deteriora la Democracia, crea pobreza, etc. Es decir, todo el mundo debe saber si aquello que está pensando hacer es legal o no antes de hacerlo, y no que la legalidad de sus actos presentes dependa de decisiones futuras de otras personas, de forma que pueda suceder que unos mismos hechos sean considerados legales al ser realizados por una persona e ilegales si los realiza otra persona.
Por ejemplo, si para abrir un negocio hace falta una licencia X, todo el mundo debe tener esa licencia para poder abrir ese negocio, y con los mismos requisitos. No puede ser que a unas personas se les exija tener dicha licencia X, a otros se les permita abrir sin ninguna licencia y a otros se les exija, además de la licencia X, tener las licencias Y y Z. Como tampoco puede ser que los requisitos para conceder la licencia X varíen en función de quién la solicite.
El poder del Estado está subordinado a las leyes, y en todo momento debe cumplirlas. Lo cual quiere decir que todas las personas que trabajan para el Estado, incluyendo las máximas autoridades, tienen los mismos derechos y obligaciones que el resto de ciudadanos, y no pueden tomar ninguna decisión que no respete las leyes vigentes.
Evidentemente, es también imprescindible que todas las leyes vigentes cumplan ciertas características.
Para que todo esto se pueda cumplir en la práctica, es imprescindible la Separación de Poderes. Y, lógicamente, deben establecerse las normas por las que se elegirá a las personas que ocupen esos Poderes en cada momento, y la forma en que unas personas serán sutituidas por otras en los diferentes cargos públicos.
Todas las personas deben ser iguales ante la Ley, y nadie puede ser discriminado debido a su edad, sexo, raza o religión.
En caso de que surjan conflictos entre personas, empresas, instituciones, etc, el Estado de Derecho es lo que garantiza que los ciudadanos acudan al Estado para resolver dichos conflictos, en lugar de tomarse la Justicia por su mano.
En palabras llanas, el Estado de Derecho es lo que podríamos llamar “las reglas del juego”.
Si estamos jugando al parchís de cuatro jugadores, cada uno de los cuatro jugadores tendrá 4 fichas, y cuando alguno de ellos coma la ficha de un contrario podrá avanzar 20 casillas, etc. Lo que no puede ser es que unos jugadores tengan 4 fichas mientras otros tienen 2 ó 7. Ni tampoco que al comer la ficha de un contrario unos jugadores avancen 20 casillas mientras otros avanzan 3 casillas, ó 40. Todo el mundo debe cumplir las reglas establecidas, sin excepción.
Por tanto, la “regla principal”, a la que deben estar sometidas todas las demás leyes que se establecan en el futuro es la Constitución.
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