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Frases famosas


Cuando mi limpiabotas invierte en Bolsa yo lo vendo todo (John Davidson Rockefeller)

Existe una cierta polémica sobre esta frase. Algunos se la atribuyen a John Davidson Rockefeller y otros a Joseph P. Kennedy. Incluso no está claro si la historia es real o sólo una leyenda inventada.
Ninguna de estas dos cosas me parecen importantes. Da igual quién la dijo o incluso si realmente se dijo o no.
Lo verdaderamente importante es entender el significado de la frase y aplicarlo a la hora de la verdad:
  • El “limpiabotas” no es un señor que limpia botas sino el conjunto de personas que no están acostumbrados a invertir su dinero, y da exactamente igual que sean limpiabotas, dependientes de comercio, ingenieros nucleares, cirujanos prestigiosos, contables o bailarines.

  • La Bolsa sí puede ser la Bolsa, pero también los inmuebles, el oro, los cuadros, los bonos del Tesoro o los sellos. Es decir cualquier cosa que sea una inversión o que sea susceptible de ser vista como tal por la mayoría de la población.
Por tanto creo que la forma correcta de leer esta frase es:
“Cuando la mayoría de la gente que no está acostumbrada a invertir invierte en X (sea lo que sea) y habla del tema como si llevaran toda la vida haciéndolo entonces es muy posible que estemos ante una burbuja en X, y de ser así estaríamos en un momento muy malo para comprar y muy bueno para vender”.
Una situación como la que describe esta frase se produjo durante la burbuja de internet en los años 1.999-2.000. Mucha gente que no había invertido nunca en Bolsa metió todo su dinero o una gran parte de él en compañías de internet que no sabía a qué se dedicaban ni si ganaban dinero o no lo hacían (la mayoría de ellas estaban en pérdidas y no tenían previsión de ganar dinero en el futuro).
También se produjo durante la burbuja inmobiliaria que comenzó a estallar en 2007. En este caso lo que compraban los “limpiabotas” no eran acciones sino pisos, pero la validez de la frase se mantiene íntegramente.
Y situaciones similares pueden darse, y se darán en el futuro, con cualquier otro activo de inversión o bien susceptible de ser considerado como una inversión (oro, arte, coleccionables, materia primas, etc.) por la mayor parte de la población en un momento dado si se producen las circunstancias oportunas.
Esta frase no describe lo peligrosa que puede llegar a ser la Bolsa sino lo peligrosa que puede llegar a ser cualquier inversión, sea la que sea.

La clave para hacer dinero en acciones es no asustarse de ellas

El miedo es malo para todo, y generalmente se tiene miedo a lo desconocido. Cuando el inversor conoce su estrategia y sabe por qué toma cada decisión el miedo se reduce y ve las cosas con más claridad.
El inversor que invierte sin haber escogido una estrategia y sin tener claro por qué compra las acciones que compra tiene más probabilidades de asustarse si el mercado sufre una fuerte bajada y vender sus acciones en el peor momento para hacerlo, guiado por la inseguridad y el miedo que le producen el no tener unos objetivos claros y definidos.






Que el último duro lo gane otro

Es un consejo difícil de aplicar en la práctica. A primera vista parece una recomendación sensata, pero el problema es cómo saber cuál es el último duro. Para intentar averiguarlo hay que utilizar herramientas como el análisis fundamental y/o el análisis técnico.
Por un lado es verdad que no merece la pena arriesgarse a ceder una buena parte de las ganancias latentes que se tengan por intentar conseguir un poco más de rentabilidad.
Pero por otro lado muchos inversores han salido de grandes tendencias con mínimas ganancias en comparación a las que podrían haber conseguido si no hubiesen vendido demasiado pronto al recordar esta frase y no realizar un análisis más exhaustivo sobre las probabilidades de estar, o no, ante ese “último duro”.

Si no sientes miedo en el momento de comprar es que estás comprando mal

La frase se refiere a que las mejores oprtunidades de compra coinciden con las grandes caídas de la Bolsa, cuando el pánico se apodera del mercado. En esos momentos muchas empresas están baratas, pero el ambiente es muy negativo en todos los sentidos. Los medios de comunicación anuncian constantemente un futuro muy negro, la mayoría de inversores y analistas sólo piensa en vender si no lo ha hecho ya, etc.
Sólo una minoría de inversores que son capaces de analizar la situación friamente y de forma objetiva se atreven a comprar bajo esa presión psicológica. A pesar su experiencia y de estar tomando la decisión correcta en muchas ocasiones esos inversores pueden tener dudas en el momento de dar la orden de compra.
La frase tiene mucho de cierto, pero hay ocasiones en las que se producen grandes oportunidades de compra y sin embargo las circunstancias no son tan negativas como en un crack. Los cracks suelen ser muy buenas oportunidades de compra, pero no son las únicas, por lo que es posible comprar bien en momentos de mercado en los que no haya grandes tensiones.

Todo lo que sube baja y todo lo que baja sube

Esta frase es una de las que más se oyen en el mundo de la Bolsa pero es totalmente falsa y ha causado grandes quebrantos a muchas personas que han confiado en ella.
No todo lo que sube baja. Todas las empresas tienen altibajos en sus cotizaciones, por supuesto, pero hay empresas que han multiplicado su cotización por decenas o centenas de veces. Las cotizaciones no están encerrandas entre un máximo y un mínimo y cada vez que hay un crack bursátil vuelven a ese mínimo. Las empresas sólidas, en los peores momentos de una crisis, tienen una cotización muy superior a la que tenían unas décadas atrás.
Y tampoco todo lo que baja sube. Hay empresas de mala calidad que llegan a alcanzar precios estratosféricos al verse envueltas en una burbuja especulativa. Muchas de esas empresas no vuelven ni siquiera a acercarse a esos precios máximos históricos durante décadas y décadas, incluso aunque se ignore el efecto de la inflación, que nunca debe ignorarse. En la práctica se podría considerar que no volverán a recuperar los máximos nunca, aunque mientras sigan existiendo y cotizando en Bolsa no se puede realizar esta afirmación con total rotundidad. En muchas empresas de mala calidad no se recupera el dinero invertido sólo por esperar y esperar.
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